Unos metros más arriba

Desde hace un tiempo intento desarrollar mi gusto por los cerros.

Muy pero muy lejos de ser algo siquiera similar a una montañista, cada vez que puedo me pongo mis zapatos guardados especialmente para esta ocasión, lleno mi mochila con algunas cosas para comer durante el día, los sagrados 2 litros de agua y parto a alguno de los cerros de Santiago.

Realmente es una experiencia única. La montaña enseña. Paciente, dura, imponente, revelando sus maravillas poco a poco.  
Mi cerro favorito es El Provincia. Muy cerca de Santiago, se encuentra camino a Farellones y además de las ganas y un par de zapatillas con haaarta ‘caluga’, no se necesita nada más para subir. 

El comienzo es horroroso si lo haces utilizando todas tus energías, por lo que pronto comprendes la primera lección: paciencia y constancia, la montaña enseña que todo tiene su tiempo. Es increíble cómo subir un cerro pone a prueba, debes aprender a dejar atrás la soberbia porque muy pronto la montaña dejará en claro que si estás ahí es porque ella lo permite y así, poco a poco comienzas a respetarla… a quererla y por sobre todo, a disfrutar.

Recuerdo las primeras veces que subí, me sentí pésimo, la respiración era atroz, las náuseas terribles, los mareos y la fatiga…peooorr!! Realmente sentía morir. ¡¡Cero condición física!! Podía detenerme y bajar pero no… es inexplicable, piensas «Nadie me obliga a estar aquí. Me puedo ir en cuanto lo desee» pero no te vas, algo impulsa a seguir. Inevitablemente lo asocié a mi vida, creo que pensaba que si un mal momento en el cerro me hacía desistir, nada impediría que hiciera lo mismo ante una dificultad en la vida, así que respiraba, me sentaba, miraba el paisaje, bebía agua y cuando me sentía mejor comenzaba otra vez. Así, el mismo día en que tras menos de una hora de camino pensé en regresar, terminé siendo parte de una hermosa cumbre nevada, 5 horas después.

El Provincia es mi cerro favorito porque, entre muchas cosas que sucedieron durante ese periodo, me enseñó cómo caminar, no sólo entre y piedras y matorrales, sino a caminar por la vida con una nueva mirada, con un nuevo ritmo.

Chile es un país privilegiado. La montaña está ahí, a un paso. Basta sólo con decidir ir a ella y la satisfacción es garantizada.  

Aquí les dejo un buen dato:
Sábado 16 de junio nos fuimos en dirección a El Morado. Un par de buenos zapatos, ropa de abrigo y un suzuki baleno, un auto bajo, absolutamente nada que ver con una 4×4 pero es suficiente para llegar a la entrada de Baños Morales en pleno Cajón del Maipo, así, sin siquiera tener que utilizar cadenas.

Desde Baños Morales se puede ascender hacia el Monumento El Morado . La entrada tiene un valor de $1500 la cual se cancela en la cabaña de CONAF que está al ingresar. Hasta la Laguna Morales es posible ir por el día, especialmente en este tiempo donde es muy difícil avanzar más si no se cuenta con equipo ya que la nieve no lo permite. Si el estado físico es bueno y se llega temprano a Baños Morales, en temporada de primavera-verano es posible llegar hasta los pies del Glaciar San Francisco. 

Chile es un país privilegiado en cuanto a su geomorfología, diversidad y recursos naturales. Es hora que quienes vivimos en Santiago aprendamos a disfrutar un poco más de las maravillas que nos rodean. No todo es transantiago y el sucio esmog sino que sólo a un par de horas es posible sumergirse en una de las facetas más bellas de nuestro país y ser parte de la imponente Cordillera de Los Andes.IMG_0040

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